O algo se me escapa a mí o actualmente estamos viviendo el mejor momento de la historia del rock instrumental creado en nuestro país. Sea por influencia del exterior, sea por la mayor aceptación entre el público a este tipo de propuestas o sea por casualidades del destino no hay más que estar un poco al día de lo que se cuece dentro del «underground» nacional para darse cuenta de que hay unos cuantos grupos a los que les sobran los micrófonos para hacerse oír
En un momento tan complicado, deprimente y poco esperanzador como el que vivimos, con porcentajes, cifras y números llenándonos y embotándonos la cabeza, con drásticas reducciones de derechos conseguidos gracias al esfuerzo de nuestros padres y abuelos, y con unos dirigentes que parecen vivir en un mundo aparte del 99% de la población, discos como este “III†de Toundra se me antojan más necesarios que nunca.
Era de esperar que aparecieran tarde o temprano más grupos de post rock nacionales viendo la aceptación que tienen bandas como Boris, Explosions in the sky o Isis, capaces de satisfacer las inquietudes musicales tanto del metalero más pintado como del indie gafaspasta más «in».