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Se vende FIB. Razón: Trafalgar Square

Increíble pero cierto. El mismo festival que desde sus orígenes fuese el predilecto para los amantes de la música independiente en España. Exactamente el mismo que desde hace unos años se convirtió en el destino vacacional favorito para los jóvenes del Reino Unido (el 70 por ciento de los asistentes a la última edición procedían de las islas británicas). Justamente ese que el empresario irlandés Vince Power comprase allá por 2006 por una cifra que se cree rondaron los 15 millones de euros. El Festival Internacional de Benicassim, más conocido como FIB, se pone a la venta en la londinense calle de Orange St, con el objetivo de intentar sufragar las pérdidas acumuladas por la empresa a la que pertenece, Music Festivals PLC.

La noticia, tan esperada por unos, como sorprendente para otros, ha sembrado una preocupación considerable entre el resto de empresarios del sector. El rumor cada vez se hace más fuerte: parece que el negocio de los festivales veraniegos tampoco podrá contradecir las leyes de la oferta y la demanda. Y es que más o menos conscientes, todos hemos asistido al crecimiento de una "burbuja festivalera", no sólo en nuestro país, sino a lo largo y ancho de toda Europa.
Precios cada vez más desorbitados, escasez de servicios, mala atención, trato cuestionable y lo que es más importante, una significativa caída en la calidad de los cabezas de cartel y el hastío de algunas bandas. Estos, y no los esgrimidos por el señor Power sobre las Olimpiadas, son algunos de los motivos que han hecho que finalmente el mercado dé muestras de saturación y se haya empezado a cobrar sus primeras víctimas.

Una ves más, se exprimió demasiado la gallina de los huevos de oro. Sin embargo, lo que pocos podíamos imaginar, es que este pinchazo se fuese a cobrar entre sus primeras víctimas a unos de los festivales más veteranos, rentables y famosos de toda Europa.

Pero hagamos una breve pausa y repasemos los acontecimientos que nos han traído hasta aquí:

1995: Joako Ezpeleta (periodista), Luis Calvo (dueño de la discográfica Elefant Records) Jose y Miguel Morán (dueños de la madrileña sala Maravillas) fundan el Festival de Benicassim. En su primera edición, en torno a 7.000 asistentes acudieron al velódromo de la costera localidad valenciana.

1997: Tras quedarse a solas en el proyecto los hermanos Morán, el festival registra un excepcional incremento de asistentes, llegando a alcanzar los 18.000 espectadores con cabezas de cartel como Chemical Brothers, Suede, Blur o Pavement.

1998: El aún denominado Benicassim - Costa Azahar se traslada al recinto de conciertos en el que se ha seguido celebrando hasta día de hoy.

2000: Aparece por primera vez en el cartel oficial las siglas FIB como acrónimos del nombre Festival Internacional de Benicassim.

2001: La empresa Maraworld (propietaria del FIB) y Heineken firman un contrato por el que la compañía cervecera pasa a ser su principal patrocinador y el nombre del festival pasa a denominarse oficialmente FIB Heineken.

2004: El décimo aniversario del festival se ve deslucido debido al espaldarazo de los asistentes y la espantada del mítico líder de los Smiths, Morrissey, minutos antes de su actuación en el escenario principal.

2006: El empresario irlandés Vince Power, antiguo responsable de festivales como Reading/Leeds Festival o Glastonbury, entra a formar parte del accionariado de Maraworld, tomando las riendas del futuro del festival.

2009: Después de 15 años al frente del festival, los hermanos Morán se desvinculan por completo de la gestión de dirección, dejándolo por completo en manos de Mr. Power. Ese mismo año, el FIB bate todos sus registros reuniendo a más de 200.000 personas, de los cuales el 60 por ciento no son españoles.

2010: La multinacional cervecera Heineken decide dejar de patrocinar el festival tras diez años de "exitosa relación". Al parecer, la marca holandesa ya no se siente tan identificada con la identidad del proyecto como años anteriores, lo que les hace salir del festival. De este modo, el festival recupera su nombre original (FIB en vez de FIB Heineken) y su escenario principal retoma el tradicional Escenario Maravillas, en vez de Escenario Verde.

2011: Tras un año de impás en el que la asistencia cae hasta las 130.000 personas, la edición de 2011 vuelve a congregar a casi 200.000 asistentes. Dicho incremento supone para la empresa unos beneficios antes de impuestos de más de 800.000 libras, con unos ingresos totales de más de 13 millones.

2012: Con un cartel totalmente enfocado hacia el público inglés y debilitado por la competencia del festival BBK Live en Bilbao, la asistencia al FIB vuelve a caer hasta los 160.000 fibers, con más de un 73 por ciento de asistentes foráneos.

Ahora bien, os preguntaréis: ¿son estas cifras tan malas como para tener que poner en venta el festival?

No, en absoluto. La nueva estrategia trazada por el irlandés está teniendo claros y numerosos detractores, como así lo demuestran las cifras de asistencia del público español. Pero en cómputos globales, el festival este año ha seguido siendo rentable.

El problema de la venta del FIB radica en dos factores tan ajenos al festival como responsables de que, en este momentos, se encuentre en venta.

El primero: el completo fracaso de los otros tres festivales del grupo Music Festivals PLC: tanto el Hop Farm de Kent, el Feis Festival, como el recién inaugurado Costa de Fuego, festival de música heavy que se celebró este año a continuación del FIB. Estos festivales no solo no han sido capaces de colaborar a las arcas de la empresa inglesa, sino que la han hundido hasta unas deudas de más de 7,3 millones de libras, unos 9,5 millones de euros.

El segundo: la devaluación de la empresa que, en poco más de tres meses, pasó de estar valorada en 10 millones de libras a valer poco más de 300.000. ¿Que cómo sucedió esto? Pues reduciéndose el valor de sus acciones de los 64 peniques que valía el día de su salida en bolsa en junio de este año, a los 2,12 el día que se suspendió su cotización el pasado septiembre de 2012.

Ante tales cifras, Shipleys, la consultora londinense que se encarga de la administración de Music Festivals PLC durante su concurso de acreedores, ha decidido empezar a poner en venta los bienes de la empresa, con el fin de saldar el mayor número de deuda posible. Entre ellos, y pese a la postura opuesta del dueño de la empresa, se incluirá finalmente a la reina de la corona: el FIB. El festival, que como decía al principio de este artículo se estima que se compró por una cifra en torno a los 15 millones de euros, a día de hoy está siendo valorada en no más de tres. Pese a ello, se sigue sin tener ningún tipo de certeza de que finalmente pueda ser vendida, teniendo en cuenta los síntomas de frenazo del sector, así como la situación de crisis global por la que atraviesa tanto España como Europa.

Y ahora, ¿qué?

Lo cierto que la situación actual es cuanto menos desconcertante y, en cierto modo, contradictoria. Mientras la empresa se encuentra en pleno concurso de acreedores, intervenida por Shipleys y en busca de compradores para sus dos principales festivales (FIB y Hop Farm), ambas webs, pese a no haber confirmado ni un solo artista para sus carteles de la edición de 2013, siguen ofreciendo la venta anticipada de abonos al módico precio de 125 euros en el caso del FIB y 125 libras en el caso del Hop Farm.

En mi opinión, los próximos meses serán cruciales para el futuro del festival. Si para antes de fin de año alguna multinacional del sector se arriesga a comprar el festival pese a la saturación del sector, la dura competencia y el alto coste inicial, puede que la edición de 2013 salga adelante, pues aunque algo justos, seguirán estando a tiempo de contratar cabezas de cartel.

Si por el contrario la venta no se produce, o lo que es peor, Shipleys se ve obligada a disolver finalmente la empresa. ¿Estaríamos ante un inesperado y precipitado adiós del FIB?