Se cumplen 40 años de ...˜L.A. Woman' de The Doors. Hay edición conmemorativa, y se ve que trae unas rarezas la mar de interesantes. Para celebrar su 50 aniversario, Beach Boys se han vuelto a juntar y han arrastrado al pobre Brian Wilson en una gira que promete convertir todos los auditorios yanquis con nombre de línea aérea o de cadena de supermercados en enormes bailes de fin de curso de macramé en el geriátrico. También llegan los 50 años de los Stones, y como de momento no parece que haya gira, pues nos conformamos con artículos hagiográficos o libros de fotografías para que jóvenes diseñadores cojan ideas. Afrika Bambaataa ha sacado de gira su ...˜Planet rock' en el año en que se conmemora su 30 aniversario. Se cumplen 20 del ...˜Slanted and enchanted' de Pavement, un disco que cuando salió prometía echarse unas risas a costa de los manierismos del rock, solo para dos décadas después verse engullido en la misma vorágine que este año celebrará hechos tan dispares como las tres décadas de la banda WASP, los 21 (¿?) años del ...˜Seamonsters' de Wedding Present -con su gira y todo-, el cuarto de siglo del ...˜Graceland' de Paul Simon, o los, dios nos coja confesados, 50 años de ...˜Love me do' de los Beatles. 2012, pues, será recordado no por el disco de Grimes, el de Beach House o Allo Darlin', sino porque celebra el 40 aniversario de Ziggy Stardust y Pink Floyd han reeditado ...˜The Wall' en un pack de siete discos, que es exactamente lo que uno siempre pensó que duraba un tema de la banda. Y será así porque vivimos bajo el yugo de la cultura de la efeméride, gracias a la voracidad necrológica de la industria musical y al periodismo cultural de agenda. Nos hemos preocupado tanto por honrar la historia que nos hemos olvidado de hacer historia. Es hora de reclamar el derecho a ignorar, o si ya es demasiado tarde, por lo menos, el inalienable derecho que todo ser humano tiene a olvidar.
...œLa gente nunca se enamoraría si no hubiera oído lo que se ha dicho sobre el amor... (Francois de la Rochefoucauld)
Lo más curioso de todo esto es que el rock, que antaño fue epígono de presente e incluso de futuro, se ha convertido en uno de los principales baluartes de la memoria. Hasta hace cuatro días, parecía que vivíamos en una sociedad obsesionada con el ahora, que había convertido la historia en poco menos que un insulto (...˜¡eres historia!) y cuyas formas contemporáneas de ocio cultural se enfrascaban en acelerar el continuo del progreso hasta lograr diluir la memoria en una suerte de ente reaccionario al que solo apelaban aquellos que habían perdido pie.
El problema llegó el día en que los que mandaban eran todos aquellos que perdieron pie, pero, a diferencia de los vejestorios de los 60 o 70, aún pensaban que eran guais porque cabían en unos pitillos de Nudie Jeans. El mundo está lleno de gente que piensa que está a la moda porque una vez, en una galaxia muy lejana, siguió una rato la moda. Así, los revivals se organizaron alrededor de la generación que tomaba el control del poder en la industria cultural y de los medios (hoy toca revival 90 porque los que mandan fueron jóvenes durante esa década, y como miembro de esa generación, les pido perdón por el revival y por Menswear) y éstas celebraron la bola extra que le dio la nostalgia. La industria cultural ya no sabe vender presente, pero a la hora de comercializar pasado no le tose ni la numismática. Los grandes medios tal vez ya no tienen futuro, pero no por eso renunciarán a tratarlo como si fuera pasado.
Este afán por la industria cultural por ejercer de libro de historia ilustrado lo ejemplifica perfectamente Christopher Hitchens en ...˜Por qué los estadounidenses no estudian historia', un artículo que en 1999 publicó en Harper's Magazine, y en el que recuerda cómo, a mediados de la década de los 90, cuando, por razones que hoy pueden parecer esotéricas, Shakespeare fue expulsado de los temarios de las grandes universidades yanquis, fue Hollywood, mediante Keneneth Branagh, Lawrence Fishburne o Ian McKellen, el que revivido el espíritu del bardo y le devolvió la centralidad académica. A principios de los 90, pensar que algún día Kurt Cobain sería objeto de hagiográfica revisión por la misma gente que entonces aún lloraba la ausencia de Led Zeppelin y el Supermirafiori, se antojaba cuando menos risible. Éramos nosotros contra ellos y a nadie se le ocurría pedirse ser Suiza. Pero, entonces, claro, aún no se había sobrevenido la inclusión, el eclecticismo (si oyen a alguien decir otra vez ...˜yo escucho de todo', mándenle el link a esta artículo de Manuel Delgado, ...˜El inmerecido descrédito del odio y los peligros del virtuosismo') y la cultura del pacto generacional. El no soy ni de derechas ni de izquierdas, que dicen quienes iognoran que, como en el fútbol, en el pensamiento hay que abrir juego a las bandas. Un agnóstico es un cobarde; un bisexual, un egoísta.
Entonces, pues, no se era consciente aún del poder de la cultura de la efeméride, y era impensable que, por mucho aniversario que llegara, la música de un tipo que se odiaba y quería morir hasta el punto de lograr que millones de felices adolescentes de medio mundo, sin saber exactamente por qué, se odiaran y desearan morir fuera una vez reivindicaba no solo por aquellos que sobrevivieron, sino también por su hermanos mayores.
Así, la diferencia entre el reclamo de Shakespeare por parte de una industria, la del cine, en crisis de historias originales, y la reivindicación por parte de la industria musical (en freudiano peligro de ser asesinada cual padre), se encuentra, esencialmente, en la capacidad que han demostrado los veteranos del rock en convertir su antaño rebelde ejercicio de subversión del sistema en el más triste, acomodaticio, retrógrado y reaccionario ejercicio cultural actual. El rock se ha convertido en un geriátrico, donde cada aniversario se celebra como si fuera a ser el último y cada funeral -pronto habrá masters en necrológica musical- es solo una cama que hay que llenar antes de que se enfríe.
Jim Morrison, que hoy es parte del canon, cantó una vez que quería matar a su padre y follarse a su madre, el muy bruto. Si se levantara hoy y viera cómo se le invoca, cómo prácticamente se coacciona a las generaciones posteriores a honrarle como si de un padre se tratara, se pedía un Permod y se volvía a su tumba en Pére Lachaise. Si Lennon viera cómo una serie como 'Mad Men' incluía un tema suyo (...˜Tomorrow never knows') previo pago de 250.000 dólares por unos segundos es muy posible que pensara en la de zapatos que Yoko podría comprarse con ese pastizal. Incluso es muy posible que le hiciera gracia que al tal Draper la canción le horrorizara. Eso sí, jamás comprendería cómo este hecho podría haber provocado que periodistas del calibre de Alex Ross y Ann Powers discreparan en público sobre la verosimilitud de que el protagonista de la serie que le gusta al mundo no ame al grupo que todo el mundo dice que debes amar.
Los Beatles como medida de todas las cosas. Y eso no está mal si eres Steve Jobs y afirmas que tu modelo para Apple fue copiar el management de los de Liverpool, pero está fatal si hoy coges una guitarra y no te das por vencido hasta que tus canciones suenan todas a 'Paperback writer'. El pop volverá a liderar el progreso de la cultura popular el día que, como el tipo que montó Facebook, o el de Twitter, o el de Foursquare, o incluso el de Spotify, descubra que la clave no se trata de hacer algo viejo con pinta de nuevo, ni algo nuevo que solo son capaces de descifrar tus amigos, sino algo diferente que pueda seducir tanto a tu colega hipster como a la cajera del Eroski. El pasado del pop, como Henry Miller o la URSS, debe ser espejo en vocación, no en ejecución. Por eso, cuando un grupo tan naftalinoso -son más retro que el cóctel de gambas- como Alabama Shakes declara que la clave es ...˜ser sincero', no puedes más que pensar en cuánto echas de menos ese medio siglo de mentiras que nos dio la música popular. Encierren a sus hijas, que vuelve la autenticidad.
...œAyer bi a una banda en la tV que le copia a Tokio Hotel♥ y la verdad me enfade mucho, me dio mucho coraje, porque Tokio Hotel es una muy buena banda y me molesta que se cuelguen de su fama. la banda que vi se llamaba Guns Roses, creo y el vocalista le copio la imagen a Bili, con el cabello peinado igual, pero en rojo, la canción que vi se llamaba Welcome to The Jungle, creo, porque no sabia decir otra cosa mas que eso no recuerdo pero por favor digan me que banda es y porque le copia a Tokio Hotel...
Hace dos años, un pobre chaval cometió el bíblico error de colgar esto en la red. Fue vilipendiado, claro. Además de insultos y mayúsculas, el joven se llevó una buena sarta de tópicos roqueros sobre la buena música, la autenticidad y demás, aparte del previsible lugar común de turno: ...˜la ignorancia es muy osada'. Pues de eso exactamente vivió hasta hace poco el rock. La ignorancia y la osadía que conlleva son el verdadero motor de su progreso, casi imprescindibles en el autor y hasta recomensables en el oyete. Cuando Simon Reynolds habla de ...˜rock de colección de discos' se refiere a todas esas bandas cuya música llega lastrada por su enciclopédico conocimiento de la historia musical de la segunda mitad del siglo XX, haciéndoles incapaces de encontrar un lenguaje propio al estar profundamente intoxicados por el que se formuló en el pasado. Por eso, cada vez que por el 30 o el 40 aniversario de algún disco que alguien alguna vez calificó como seminal y se organiza todo un carnaval de festejos, muere un gatito, la madre naturaleza llora y Stockhausen desea haberse quedado con la granja de sus abuelos. La ignorancia nos hará libres y ya es hora de permitir que la memoria vuelva a ser selectiva.
...œCondenado y decidido a destruir a todos los que son amables... (Bob Dylan)
Los que promueven estos carnavales de la memoria les dirán que lo hacen por su bien, para que no se olviden de que en 2013 se cumplen 50 años de ...˜Please please me', pero les están engañando. Lo hacen porque no se les ocurre nada mejor que hacer, porque el presente para ellos es una curiosidad, el futuro una encrucijada y el otro pasado, territorio hostil. Porque existe otro pasado, sí. Este año, por ejemplo, se cumplen 30 años desde 'Christ The Album', de Crass, pero no esperen que Penny Rimbaud se ponga nostálgico, ni que demasiados medios se hagan eco de un disco cuya relevancia actual es infinitamente superior a cualquier obra de cualquier banda adscrita al canon. Después de todo, estamos hablando de un hombre que una vez imprimió unos flyers en los que por un lado se incluían las instrucciones para fabricar bombas de pintura, y por el otro, una receta de pan casero (el tipo incluso adivinó al cultura de la boutique del pan). Estamos hablando de un hombre tan pegado a su realidad que lo que principalmente recuerda de ese disco fue que, al tardar dos meses en lanzarlo desde que terminara de mezclarse, llegaron tarde a incluir ninguna referencia a la Guerra de las Malvinas: ...œChrist se concibió como una celebración de fuerza colectiva, una demostración tangible de nuestras posibilidades. Pero, comparado con la guerra asquerosa y sin sentido guerra de Thatcher, parecía deprimentemente vacío. Llegamos tarde, muy tarde..., declaró años después. Él, al menos, supo a lo que llegaba tarde, porque formaba parte de una generación que hacía música de su tiempo, con contexto y sus cosistas, no vanos ejercicios nostálgicos o amorfas ensoñaciones alrededor de la versión ya aceptada de lo que debe ser el futuro. A nosotros, en plena era de la efeméride, no paran de darnos segundas oportunidades para llegar, aunque sea con tres décadas de retraso, a lugares a los que deberíamos empezar a preguntarnos si realmente queremos ir (o volver).
En ...˜Confesión', León Tolstoi narra una fábula en la que un tipo que huye de un monstruo salta a un pozo para zafarse de éste. En plena caída descubre que en el fondo del mismo se encuentra un dragón dispuesto a comérselo. Con toda la suerte del mundo logra agarrarse a una rama. Ahí queda colgando cuando se da cuenta de que en la rama se hallan un par de ratones que, poco a poco, van devorándola. Entonces, el hombre nota que algo gotea sobre él. Es miel. Empieza a lamerla. Por un momento logra olvidar que está a punto de morir.
El monstruo de ayer, el dragón de mañana y, con todos ustedes, la, en fin, hiel de hoy...¦ Pocas canciones suenan tan a hoy como esta bestialidad...
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