Abriendo el espectáculo nos encontramos con «(Mobile) Shooting Gallery» que, después de un primer minuto de una introducción a lo Tangerine Dream, arranca con un riff deslizante mientras Eric Singer aparece poco a poco a la batería. Quizá por no ser su instrumento principal Ward canta casi como en un segundo plano pero, aunque se hubiera agradecido que en la mezcla le hubieran dado más presencia, el tema tiene un estribillo monumental y es de esos que a medida que se suceden las escuchas consiguen hacerse un hueco en tu memoria. La siguiente, «Short Stories», con tan sólo un teclado y varios efectos, suena como un remedo magnífico de muchas de las mejores melodías de los primeros años de Black Sabbath. Demasiado corta para lo que podría haber sido el inicio de otra gran composición. En «Bombers (Can Open Bomb Bays)» tenemos a Ozzy en la voz y Bob Daisley al bajo en uno de las mejores canciones que el señor Osbourne tuvo la oportunidad de cantar en los 90 y que incluso anticipa algo del sonido que desarrolló con Wylde en «Ozzmosis».
Después de estos primeros y bárbaros diez minutos nos encontramos con una vuelta de tuerca en «Pink Clouds An Island». Con extraño inicio de percusiones tribales, Ward nos sumerge en una composición llena de psicodelia junto con Zakk Wylde la guitarra acústica y de nuevo Eric Singer. Pero uno de los platos fuertes del álbum es la siguiente, «Light Up the Candles (Let There Be Peace Tonight)», que cuenta con el gran Jack Bruce encargado del bajo y la voz principal. A estas alturas ya queda claro que no tenemos ante nosotros un disco previsible. Las sorpresas no acaban aquí, porque con «Snakes & Ladders» encontramos algunos riffs que bien podrían haber formado parte de «Slave To The Grind». En «Jack’s Land» tenemos de nuevo el bajo de Bob Daisley y a Ozzy en la voz. Aunque el tema no tiene el nivel de «Bomber (Can Open Bomb Says)» aún mantiene cierto interés. La siguiente, «Living Naked», aunque con un buen comienzo a lo Toni Iommi, es quizá el momento más bajo de todo el álbum, pero pronto llega «Music For a Raw Nerve Ending» que, como si de una extraña mezcla entre Iron Maiden y Black Sabbath se tratara, aporta uno de los minutos más curiosos de todo el disco.
Con «Tall Stories» tenemos otra vez a Jack Bruce al frente en un nuevo giro estilístico que nos recuerda por momentos a bandas como Genesis y, sobre todo, Camel y Caravan. «Sweep» seguro despistará a más de una con ese inicio de teclado circense que da paso a un ritmo acelerado y a un estribillo peculiar, por llamarlo de alguna forma. «Along the Way» pone el punto y final dejándonos con la duda acerca de cómo hubiera sido la carrera de la banda de Birmingham si a la marcha de Ozzy hubiera sido Ward quien se hubiera encargado de las tareas vocales.
«Ward One: Alone The Way» (1990) nos deja muchas y buenas sensaciones. La primera por supuesto, que nos encontramos ante un disco enorme, un trabajo excelente que pone al señor Ward en el lugar que merece como compositor y músico más allá de su fundamental contribución en Black Sabbath. Y más tarde que sin lugar a dudas nos encontramos ante unos de los trabajos más interesantes y creativos que cualquiera de los miembros de Black Sabbath ha hecho durante sus respectivas carreras fuera de la emblemática formación.
Texto: Juan Manuel Vilches
1 thoughts on “Desempolvando… «Ward One: Alone The Way» de Bill Ward”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Pingback: Desempolvando... Bakerloo (1969) | ArtÃculos | SubNoise.es