Con estos datos está claro que Sudden Death es un caso perfecto de leyenda para el rock. Pero «Suddenly», afortunadamente para nosotros, aporta mucho más que eso. El álbum es uno de los mejores exponentes que podemos encontrar del rock pesado y psicodélico de comienzos de los setenta. A pesar de ser una grabación que no debió gozar de demasiados medios profesionales y que apenas tiene retoques, las composiciones son tan intensas como las de Sir Lord Baltimore o – estirando un poco la cuerda- Pentagram.
«Suddenly» comienza con un medio tiempo titulado «Come Away With Me», lleno de reverberación, que da paso a «Road Back Home», donde ya empezamos a vislumbrar ciertos dejes vocales a lo Robert Plant, aunque en un tono mucho más oscuro. En la misma línea transcurren «The Zoo» y «Leather Woman», pero también encontramos momentos más Sabbath en «My Time Is Over». A medida que avanza el disco y nos vamos acostumbrando al histrionismo del vocalista descubrimos unos cuantos riffs muy acertados y solos inspirados como el de «Crazy Lady».
Sudden Death no van a ocupar el trono de los grandes de los setenta desde luego, pero este álbum tiene unas cuantas buenas ideas y es una excelente muestra de lo que se cocía en aquellos años. Por cierto, la brutal y desasosegante portada está extraída de una película inacaba titulada «¿Qué viva México!», del director ruso llamado Serguéi Eisenstein, del año 1932. Enorme.