Fuertemente anclados en la NWOBHM, su sonido no dista mucho de los primeros Judas Priest, pero con una épica mayor y una actitud punk que la escena ya casi había perdido por completo por aquel entonces. Desde luego a estas alturas esto no suena nuevo y muchos aficionados tendrán en sus estanterías un buen puñado de discos similares, pero este trabajo exuda el encanto de la época, la rigidez de unos cánones que aún estaban por explorar y, sobre todo, la intensidad y las ganas de unos muchachotes de Ontario por dedicarse a esto de la música.
El álbum da comienzo con el tema que le da título, en el que comprobamos rápidamente como la voz de Doug Adams encaja perfectamente con los patrones del género, poniéndose incluso un peldaño por encima de muchos otros, porque sabe manejar bien los agudos y controlar los excesos. La siguiente, una de las composiciones más acertadas, es «Riders Of The Doom», que comienza a medio tiempo con uno interesante arpegio para romper al minuto con el típico ritmo de trote guitarrero. «Cry Wolf» se mantiene en el medio tiempo con un discreto riff de base, mientras que «Beg For Mercy» recupera la velocidad antes de dar paso al excelente final que nos plantea «Penance For Past Sins», que contiene probablemente el mejor trabajo de guitarras de todo el EP.
No debía ser fácil destacar en un momento el que bandas como Metallica, Iron Maiden, Judas Priest, Dio, Mercyful Fate o Celtic Frost editaban algunos de sus trabajos más emblemáticos y de hecho Witchkiller no tuvo una carrera dilatada, pero «Day Of The Saxons» es un perfecto documento del ambiente y la actitud que se mascaba en aquellos primeros ochenta, cuando el heavy metal comenzaba a despuntar como género ya totalmente consolidado.
Texto: Juan Manuel Vilches