Y ya van tres ediciones del Summercase, un festival urbano que se celebra simultáneamente en Barcelona y en Boadilla del Monte (Madrid), que apuesta tanto por artistas emergentes como por estrellas consagradas del pop, rock y música electrónica. Nos pasamos por Barcelona a ver que se cocía y estas fueron nuestras impresiones…
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Viernes, 18 de julio.
Con el tiempo justo por exigencias del trabajo, llegamos al Parc del Fòrum para obtener las primeras impresiones antes de pisar las inmediaciones de los escenarios. La primera fue negativa, debido a las riadas de zumos de promoción a la entrada del recinto. La segunda, positiva, ya que no hubo nada de colas y fue fácil hacerse con la entrada y la pulsera (que colocaban en la misma puerta de entrada). Nos hicimos con un plano y un horario, y lo primero que nos sorprendió fue la nueva distribución de algunos escenarios para amortiguar el sonido. Hora de hacerse con un buen puñado de tickets de bebida y poquísima cola de nuevo, otra buena impresión. Como se hizo en el Daydream Festival, la organización cambió los clásicos vasos de plástico por unos más rígidos reciclables (demasiado pequeños quizás), que facilitaban con un gancho para poder llevarlo colgado durante todo el festival y que podías devolver al finalizar la jornada.
Pero centrémonos en la música. A esa hora, con todavía luz solar empezaba su actuación Grinderman, que sonaron como una lija, repasando los temas de su disco homónimo de debut. La presencia escénica un Nick Cave macarra con traje y bigote a los teclados, y soltando guitarrazos casi se vio comprometida por el descubrimiento de ese animal escénico que es Warren Ellis, como un Charles Manson multiinstrumentista en ácido. No fui el único al que el sonido del grupo y su actitud les recordó a unos Doors oscuros y decadentes.
Llegó el momento de ver a una leyenda como Blondie y ver como la conserva el tiempo. Nunca mejor dicho, Debbie Harry a sus 63 años está tremenda físicamente, aunque no de voz, de la que andaba justita. Fue el concierto más masificado del festival seguramente, y la nueva orientación del escenario Walkman no ayudó demasiado, ya que la gente que bajaba las escaleras de las gradas llegaban prácticamente a primera fila creando un tapón bastante incómodo para disfrutar del concierto en condiciones. Fue sorprendente ver a gente de todas las edades coreando singles como «One way or another» o «Heart of glass».
La sombra de Joy Division es alargada y todavía alcanza a grupos como Interpol, pero si te gusta el estilo eres la persona más feliz del mundo. La actuación de los neoyorquinos fue la primera que escuché completamente nítida y la puesta en escena, sobria pero efectiva, envolvió a un público entregado a sus singles más conocidos como «Say Hello To The Angels».
Haciendo tiempo para la actuación de los Midnight Juggernauts escuchamos a los DJ’s del NME que ya habían encontrado un remix para Vampire Weekend. Luego, el trío de melenudos australianos ofrecieron una de las actuaciones más sorprendentes del festival. Siempre da gusto descubrir nuevos valores en este tipo de eventos. Teclados, batería y guitarra son lo único necesario para acercar el arena rock a las pistas de baile.
Nos dio tiempo a presenciar el final de la actuación de The Verve y escuchar temas «The drugs don’t work» y «Bittersweet Symphony». Me consta que poca cosa más ofreció la reunión del grupo de Richard Ashcroft, que además tenía problemas con su voz. Y tras ellos, en el mismo escenario Movistar, llegaron Primal Scream con su repertorio más rockero de los últimos años y pudimos disfrutar en condiciones de un tema emblemático como «Rocks», «Country girl» y una de sus pocas incursiones electrónicas como fue «Swastika Eyes» de la mano de un Bobby Gillespie muy en forma.
Sábado, 19 de julio.
Una vez recuperadas las fuerzas gastadas el día anterior llegamos a tiempo para ver a Breeders, el grupo de Kim Deal (la bajista de los Pixies) y su hermana Kelly. El concierto estuvo lleno de grandes canciones como la inicial «No Aloha» o la clásica «Cannonball», acompañada de algún tema de The Amps. Pero en lo que a la ejecución respecta el concierto fue simplón… No son grandes músicos, ni tienen grandes voces… Ni le ponen mucho empeño tampoco. Un concierto entrañable, pero poca cosa más.
Al mismo tiempo tocaban Los Campesinos! en el lejano escenario Converse. Probablemente fue el concierto más animado y con más aceptación del festival, al menos fue la primera ovación unánime que pudimos escuchar. Un concierto alegre, festivalero en el que el cantante se adentró entre el público hasta donde el cable del micro dio de si, que no fue poco. Cuando sonó el single «You!Me! Dancing!» el público ya estaba totalmente rendido ante los de Cardiff.
El tiempo apremiaba y los horarios estaban apretados. El siguiente objetivo era ver a unas leyendas como The Stranglers. ¿Quien creéis que era el abuelo del festival? ¿Debbie Harry? ¿Johnny Rotten? Pues no, el señor Jet Black, batería de The Stranglers… Que con 70 años todavía es capaz de ofrecer conciertazos como el que tuvo lugar en el escenario Walkman. Himnos atemporales como «No more heroes» o la versión de los Kinks, «All day and all of the night», bastaron para meterse a la gente en el bolsillo, especialmente a las primeras filas, repletas de gente bastante crecidita recordando viejos tiempos.
Paso breve por Kings of Leon que estaban rockeando como ellos saben, y tras cenar algo rápido corriendo para presenciar el armageddon sonoro que provocaron Mogwai rememorando su «Mogwai Young Team». ¿Qué decir de estos impresionantes músicos? Pasajes llenos de delicadeza que abruptamente volvían en tormenta sus tres guitarras haciendo temblar todo. Fue tanto el derroche de energía y potencia que tenían que estar «contentos» los Sex Pistols cuando su concierto empezó antes de que acabaran los escoceses.
El motivo de la presencia de muchos en el festival era el retorno a España de los Sex Pistols… ¿30 años más tarde? Cierto es que estos no son los heroes anarkistas de antaño sino unos señores acomodados que solo quieren nuestro dinero… Sin ningún tipo de expectativas sobre lo que íbamos a presenciar, los Sex Pistols se marcaron un conciertazo tocando todos sus himnos a toda pastilla (versión del «No fun» de los Stooges incluida), con un Johnny Rotten desbordante de carisma macarra que algunos de sus compañeros de banda parecían haber olvidado. Grandes músicos, grandes temas y una actuación para recordar en la memoria digan lo que digan.
Para gastar los últimos cartuchos vimos a Leila, la DJ iraní (que ofreció mucho ruido deslavazado y pocas nueces) y a los triunfadores de antemano Kaiser Chiefs, que siguieron las mismas directrices que el año pasado en el mismo lugar avasallando de singles a la gente y presentando algún que otro tema nuevo.
3 thoughts on “Summercase 2008”
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NOOOOOOOO!!!!!!
me perdi el Summercase y no pude ir a ver a mis Ãdolos..los Kaiser Chiefs =(
Pues yo me tuve que ir antes de que acabaran pero por lo visto salió a cantar con los Kaiser Chiefs el cantante de Bloc Party
y no viste a les Cornelius?!?!?!?! bestiales!!
Sex Pistols… bien pero… no se… como componer un tema y hacer 20 versiones del mismo, y como ser los mas antisistema y volver a por tu pasta…
Mogwai impresionantes!