Volvieron Soulfly a Barcelona a un abarrotado Apolo que se vio claramente desbordado tras el cierre de Zeleste (que hubiera sido el sitio ideal para un concierto de esa envergadura). Era un dia de esos en que un concierto se convierte en un minifestival: dos teloneros de importancia relativa como son Earthtone9 y Glassjaw, y Soulfly presentando el segundo trabajo despues de que Max Cavalera abandonara Sepultura. Un segundo trabajo, como el primero, lleno de colaboraciones que en directo no se pueden llevar a cabo. ¿Que hacer entonces? Pues o no tocarlas, o que el bajista imite a Fred Durst o que el cantante de Earthtone9 imite a Tom Araya de Slayer.
Un concierto desafortunado
Desgraciadamente, y por enésima vez, me perdí a Earthtone9… Pero a quien si pude ver (en las medidas que sala permitía) era a Glassjaw, un prometedor grupo que me cayó simpático y del cual me permitiré hacer broma: el doble de Macaco de cantante en un grupo que se empeñaba en sonar como Incubus después de tomar unas copas con Deftones, pero sin ser comparables a unos o a los otros. Bromas aparte, el grupo dio lo que pudo y más ante un público entregado. Se mostraron como una banda sólida, pero para mi gusto sin aquel gancho definitivo para alzarlos al estrellato. Destacaría de ellos las últimas canciones, donde se dejaron la piel y se atrevieron a canturrear el «Head like a Hole» de Nine Inch Nails.   Â
Ni Soulfly, ni los nuevos Sepultura.. lo de antes sí que era un grupo   Â
Tras 45 minutos de espera (bufff), Max Cavalera entró por el lateral de la sala a un escenario con aspecto de selva amazónica. A ver, Max es Max, y con solo su presencia y su voz (aunque esta vez la encontré un poco desmejorada) ya puede levantar un concierto, pero Soulfy no es Sepultura (igual que Sepultura sin Max Cavalera no es nada), y sigo creyendo que le faltan canciones como las de la banda de Belo Horizonte. Empezó nada más y nada menos que con su nuevo single «Back to the primitive», para combinar canciones de los discos de Soulfly con el «Roots» de Sepultura o el «Wasting away» de Nailbomb.
El concierto fue excesivamente corto y la sala no reune las condiciones para un concierto de ese calibre   Â
¿Pegas? Local inadecuado, caluroso, y que hacía imposible ver a todos los miembros de la banda según donde te pusieras. Pero sobretodo corto, una hora escasa de concierto que supo a muy poco. Según pude ver en el setlist tras finalizar el concierto faltaron canciones por tocar, el por que alguien lo sabrá porque yo realmente no, aunque mejor ver a Max Cavalera compartiendo escenario con el cantante de Glassjaw y Earthtone9 o el espectáculo que montaron con los tambores que en casa viendo la tele. En resumen, un concierto correcto (correctísimo), pero que no pasará ni mucho menos a los anales de la historia y del que me costará acordarme seguramente. ¿Me estaré volviendo demasiado exigente?