Ellos se lo pierden. Será que el sonido de ambos conjuntos no es para todas las cabezas. Cuzo presentaban su …œEnsalada Ovni…, nuevo ejemplo de reciclaje creativo de alta gama, y como suele ser habitual en ellos (diría que es el grupo al que he visto más veces en concierto, y sigo sin cansarme), dieron una lección de intensidad, groove y buen hacer. Estos tres se lo pasan dabooty encima de un escenario, y el poderío sonoro del que hacen gala tiene poco parangón en este país. Un aplauso para ellos, lo dan todísimo ante diez o ante doscientas personas. Psicodelia cósmica, roquerío flotante y un par de narices bien echadas.
Y si Cuzo nos sirvieron la faceta más expansiva y ardiente de la psicodelia contemporánea, Schwarz hicieron lo propio con el lado más trancero e introspectivo de la misma. Presentaban …œNación Subterránea… (adecuado título para un cuarteto como ellos, que por años que lleven facturando buenos trabajos no hay manera que asomen del todo la cabeza en …œla escena…) y nos hicieron viajar (qué típico esto, pero no se me ocurre otro símil chavales) con su sonido, a medio camino entre lo kraut, lo rockero y lo onírico. Conjuntados al milímetro y con un percusionista que era una mezcla entre Eric Cantona y Laurent Garnier, durante hora y pico nos hicieron olvidar lo mal que estamos, el frío que pega y que no hay festivos entre semana hasta la puta semana santa.