Una delegación de SubNoise.es se personó como cada año en el Forum de Barcelona para presenciar una nueva edición del Primavera Sound. Una edición que este año contó con 171 actuaciones en 14 escenarios distribuidos por la ciudad, y con un record de asistencia de 80000 espectadores. Todo un logro en un año que ha sido muy complicado para los eventos de este tipo. Lo que sigue a continuación es un breve resumen de lo que el alcohol nos deja recordar.
Este año el festival presentaba dos novedades principalmente, la reubicación del escenario Vice/Rayban en una zona nueva (detrás del escenario ATP) y la implantación por primera vez de máquinas de tickets de bebida. Esto fue el primer punto negro del festival, ya que con la llegada masiva de los asistentes de la tarde se produjeron colas de hasta hora y media en el punto de venta más cercano a la entrada. Por suerte, los demás días, el reposicionamiento de las máquinas evitó las inmensas colas.
Jueves 28 de mayo
Tras sufrir en nuestras carnes el experimento de las máquinas de tickets nos dirigimos a ver a nuestra Guitar Heroine particular, Marnie Stern, una especie de Riot Grrrl moderna haciendo fingertapping hasta la saciedad. El sonido no la acompañó en los primeros compases del concierto, o la guitarra tapaba las voces o parecía que estuvieran torturando un gato. Lo que en disco prometía no se vio reflejado en directo, es más… Algunas partes de guitarra parecían no corresponder a lo que tocaba, dejémoslo en que debía ser algún efecto de pedal extraño o alguna parte pregrabada. Me dio la sensación de que a la rubia solo le faltó que le tiraran cacahuetes, porque era más la curiosidad por verla que lo que realmente ofreció en el escenario. The Vaselines ofrecían al mismo tiempo un concierto simple pero lleno de singles, la mayoría popularizados por Nirvana, como «Molly’s lips», «Son of a gun» o «Jesus don’t want me for a sunbeam».
El primer plato fuerte del día llegó con Yo la tengo, y entonces fue cuando entendimos porqué repartían tapones para los oídos a la entrada. El volumen del escenario Damm era más que considerable a petición del señor Kevin Shields de My Bloody Valentine, lo que hizo que nos retrasáramos prudentemente unos metros tras la potencia con la que comenzó en concierto de los de Hoboken. Minutos más tarde, The Jesus Lizard reivindicaban la actitud rockera en el escenario ATP con un par de zambullidas al público de su maltratado-por-el-tiempo frontman, David Yow.
Andrew Bird sonó de maravilla en el escenario Vice en un concierto que fue pura delicatessen, potenciando sus virtudes como debería hacer un buen directo. Una de las sorpresas del festival sin lugar duda. De vuelta al meollo del festival nos encontramos con el final de Phoenix y la suerte de poder escuchar «If I Ever Feel Better» de su celebrado álbum de principios de década «United».
Uno de los conciertos más esperados por un servidor era el de Jay Reatard que tuvo lugar en el Vice, y éste no defraudó en absoluto con su oferta de punk lleno de melodías y estribillos. En 25 minutos ya llevaba 12 temas y por suerte no hizo falta que pegara a nadie del público ya que el concierto fue una verdadera fiesta. Lo de The Horrors me dejó un sabor agridulce… Son uno de los grupos de moda, Trent Reznor habla maravillas de ellos, tienen el look y entiendo que tienen que salir a matar… Pero de ahí al rebote estúpido que pilló el cantante por que no se oía me pareció una gran falta de profesionalidad. Una vez el concierto fue cogiendo ritmo la cosa mejoró, pero la mancha en el expediente no se la quita nadie.
Con los deberes del día hechos solo quedaba dejarse sorprender y lo hicieron Ebony Bones de madrugada con un concierto que sonó genial, muy animado y lleno de color en el que incluyeron una versión del «Seven Nation Army» de White Stripes que desató la locura del personal.
Viernes 29 de mayo
El viernes empezó con un breve acústico en familia de Love of Lesbian en el saloncito Myspace que acabó con su nuevo single «Club de fans de John Boy» y un «Me amo» dedicado a Pep Guardiola. Bat For Lashes sonaron a la perfección en el escenario Damm y tanto su cantante Natasha Khan como la ex-Ash, Charlotte Hatherley, lo bordaron. La única pega del concierto fue la poca continuidad entre temas, alternando temas muy tranquilos con otros realmente animados.
Spiritualized me habían hecho pasar muy buenos momentos en el pasado con su directo pero esta vez estuvieron muy espirituales (valga la redundancia), empezando el concierto con coros gospel y versionando el «Amazing grace», nada que ver con lo visto en el pasado. Lo de Art Brut fue como predicar en el desierto… El grupo es bueno, divertido, ingenioso y no paran durante todo el show. Pero es como si Def Con Dos tocaran en Londres, que no los entendería nadie. Para mi fue un buen concierto, pero su cantante Eddie Argos no pudo sacar provecho de su verborrea ante un público que no entendía la mitad de lo que decía.
Lo de Throwing Muses fue toda una sorpresa, después del tiempo que llevan en activo su concierto no fue nada calmado, y Kristin Hersh estuvo deliciosamente rabiosa. The Pains of Being Pure at Heart están aprovechando sus 15 minutos de fama y tocaron algunos de los hits que más han sonado en las salas estos últimos meses pero su concierto fue muy breve. Quien ya no tiene que demostrar nada es Jarvis Cocker, que no contento con labrarse una carrera junto a Pulp lleva editados en solitario dos discos más que decentes. Todo un personaje, con un carisma en directo que se echa de menos en las formaciones de pop.
Poco después en el Vice se desencadenaba el caos en el concierto de Fucked Up, una formación de hardcore inusual, con tres guitarras y una bajista (de aspecto poppie) acompañando al Father Damian (alias Pink Eyes) berreando consignas en calzoncillos con una brecha en la cabeza al borde de la valla. Un torbellino en directo, todo presencia, invasiones de escenario y pogos a doquier. Incluso los fotógrafos acreditados acabaron tomando fotos desde el escenario de lo que pasaba fuera. El punto negativo lo pusieron los miembros de seguridad, que debían estar aburridos y se dedicaron a repartir demasiado gratuitamente. Para mí el mejor concierto del festival, más que por la calidad del grupo por el espectáculo y por la manera de entender lo que debe ser la oportunidad de darse a conocer en directo. Tal fue el estado de shock en el que me dejó la actuación de Fucked Up que por muy bien que sonaron A Certain Ratio después fui incapaz de estar atento. Si no fuera por los dos pesos pesados que nos esperaban al día siguiente ya hubiera dado por finalizado el festival.
Sábado 30 de mayo
El sábado tuvo poca historia, en el tintero dejamos cosas imperdonables como Maika Makovsky o Jesu, pero el cansancio se acumula y solo llegamos a tiempo para ver el inicio del concierto de Herman Düne, que hizo un buen concierto que no acabó de enganchar a la mayoría de la gente. Y es que todos hace rato que teníamos la mente solo en un sitio, el concierto de Neil Young que iba a comenzar en breves instantes a pocos metros de distancia. La estrella indiscutible del festival y culpable del record de asistencia de la edición de este año se presentó con un ligero retraso y se fue antes de lo previsto por culpa de un avión que debía coger. Todo esto no impidieron 2 horas de un concierto infalible donde sonaron clásicos como «Hey Hey, My My (Into The Black)», «Cinnamon Girl», «The Needle And The Damage Done», «Down by the river», «Heart of Gold» y el tema que lo hizo resucitar en la pasada década: «Rockin’ In The Free World». Con un setlist así, los fans de toda la vida perdonaron los más de veinte años de espera y quien no lo conocía seguramente acabó enamorado de él. Solo hubo un guiño a su último trabajo, «Fork in the road», y fue «Get Behind The Wheel». Un concierto impecable y con un Neil Young que demostró que todavía tiene mucho que decir a sus 63 años.
Sonic Youth ofrecieron un concierto muy correcto presentando su fantástico nuevo trabajo «The eternal» con Mark Ibold de Pavement al bajo. Una lástima que no tocaran temas más clásicos, dejando solo para el final «Bull in the heather». Con el festival llegando a su fin y un buen sabor de boca llegaron las ganas de relajarse y disfrutar de lo que quedaba, pero todavía nos dio tiempo de salir huyendo de Simian Mobile Disco para dejarnos sorprender una vez más por la maquinaria primaveral con un joven Ezra Furman & The Harpoons, un grupo de Boston de rock americano de raíces clásicas con temazos como «I wanna be ignored».
Neil Young
Jay Reatard
Ebony Bones