Con su nueva visita a la ciudad condal (una de ellas como Bat Sabbath, la gira que hicieron tocando versiones de Black Sabbath) los Cancer Bats pueden ya considerarse una de las bandas más establecidas del género, no en vano además de una más que buena entrada, en la sala había unas cuantas chicas entre el público. Y si hay chicas guapas entre el respetable suele ser señal que el grupo ha traspasado el umbral del campo de nabos tan habitual en los sonidos más extremos y lacerantes. Nuestra noche empezó con la potencia de los barceloneses Wilderness (nos perdimos a This Drama, mecagoen), joven quinteto amigo de la cañita brava que descargó con bastante saña una edificante ración de metal tirando a rockero y stoner y nos dejó bien preparados para el concierto de los canadienses. Concierto en el que, entre comunión con el público, empatía hardcoriana y energía desbordante, dieron un repaso a sus tres últimos discos y en el que no faltaron puñetazos sonoros como …œHail Destroyer…, …œBricks and Mortar… o …œSatellites…, auténticos jitazos del género en este siglo. Y aunque la sala Bóveda no suena como el Palau de la Música precisamente, con las ganas que le echan Cancer Bats en directo -son unos auténticos adictos a la carretera y eso se nota cuando tocan-, es difícil no salir satisfecho de un concierto de los canadienses.