Vlack – There is no death (2015)

Como bien decía aquella canción de Shackleton, la muerte no es el final. Incluso en ocasiones es el principio. ¿De qué? Ni puta idea, pero viendo lo miserables, castigadas y vacías que son las vidas de algunos, la única salida posible en ocasiones es lo desconocido, el más allá y la muerte. Por suerte, a pesar de la defunción de los Rippers (sí, el mejor grupo de punk rock que ha parido este país) Marc Teichenné no ha bajado nunca los brazos y ha continuado, ya sea como Tesseire, proyecto de funerario rock cantado en occitano bajo cuyo nombre editó un LP el año pasado, y ahora como Vlack, poniendo orden al caos a base de visceral y ácido punk rock. Vamos, lo que lleva haciendo sin descanso ya dos décadas. Efectivamente, la constancia y el tesón son dos de las señas de identidad del señor Teichenné, que ni corto ni perezoso y con una fuerza inusitada ahora renace como Vlack, conjunto en el que menos la batería (de eso se encarga Narcís Prat de los metaleros Moksha), toca todos los instrumentos. Así que sí, nos encontramos ante otro proyecto sonoro personal y único firmado por el de l…™Arboç (Tarragona).

…œThere is no death… sigue la senda abierta y marcada a fuego por los Rippers, es decir, la del punk rock afilado, oscuro y atávico. Aquel que no se corta a la hora de hurgar en las heridas que va dejando la existencia ni rehúye, todo lo contrario, de aceptar que el ser humano y sus circunstancias son muchas veces turbias, incomprensibles y desconcertantes. Tal que este disco, un ejercicio de liberación descomunal, un grito sordo en la inmensidad del cosmos, un …œ¿por qué?… mourinhista en toda regla, una manera -excitante, desgarrada, casi animal- de exorcizar todo aquello que nos hace sufrir. Que no es poco.