The Black Angels – Indigo Meadow (2013)

Tías en pelotas tocadas con un gorro de jefe indio, luces estroboscópicas, denso humo marihuanero verdesito y nebuloso, visiones distorsionadas causadas por el consumo de cartones lisérgicos, sequedad bucal y tensión mandibular comparable al Groove con el que baila la Falla de San Andrés. Así me suelen dejar el cuerpo los discos de los texanos -de Austin- The Black Angels (y esas cosas suelo proyectar en mi cochambrosa mente mientras los escucho). La de tiempo que llevo enamorado de ellos. ¿Y porqué de ese amor? Pues porque, sin duda, y el que lo dude se está ganando que le toque la carita, son el grupo que mejor ha sabido recoger el legado de toda la oscura psicodelia roquera que pululó por los Estados Unidos durante finales de los años 60 y principio de los 70.

Grandes amigos de Roky Erickson -imposible no querer a este tipo-, y de todos los amantes del rock más ácido, tóxico y onírico de la escena rock yanqui, los Black Angels tenían un problema delante de sus narices a la hora de afrontar este …œIndigo Meadow…. Sí, de acuerdo, su rollo ultrahipnótico y repetitivo a lo Spacemen 3 me pone más burro que el culo de la ex novia de Carles Puyol (ni idea de cómo se llama, sólo tengo ojos para su trasero), pero, tras varios discos a sus espaldas, muy ricos todos ellos, era el momento de dar un paso al frente. Siguen siendo un grupo deudor de todo el rollo sixties más pasado de rosca (y droja), pero en este …œIndigo Meadow…, el sentir del álbum es puramente pop. Será que al reducir de cinco a cuatro miembros, la banda ha querido simplificar un poco las cosas, o que tenían ganas de escribir más canciones que improvisaciones sin aparente fin. O será que simple y llanamente, y como nos pasa a todos con los años, han evolucionado. Bendita evolución que incluye redondos hits como …œDon…™t play with guns…, delicadas piezas de desasosegante y envenenado retro ruoq como …œHolland… o …œAlways maybe», caramelos a lo Nuggets de teclados protagonistas como …œYou…™re mine… o …œTwisted light…, y arrolladoras muestras de visceral y triposo rock como …œIndigo Meadow… o …œEvil things….