Salem’s Pot – Pronounce This! (2016)

A pesar que estoy bastante hasta el gorro de tanto grupo que tira del libro de estilo del rock 70…™s más ahumado y psicodélico (es decir, eso que han llamado …œstoner…), a veces rascando se encuentran conjuntos que todavía tienen algo un poco más personal que contar en sus discos.

Y sí, los suecos Salem…™s Pot (gran nombre, especialmente si lo tuyo es fumar verdesito) y su propuesta, aunque no en demasía diferente a lo que antes decía que me tiene un poco harto, se merecen una atenta escucha. Quizá es por ese simpático nombre, o puede ser que sea la pinta que gastan, luciendo sus caretos máscaras venecianas de esas que dan bastante grima, aunque posiblemente sea que estos Salem…™s Pot saben imprimir su propio sello a un estilo que no por estar últimamente demasiado en boca (e instrumentos) de casi todos los ruoqueros, sigue siendo unos de mis favoritos si hablamos de sonidos guitarreros.

Tras un LP titulado …œ…¦Lurar Ut Dig PÃ¥ Prärien… (sí, he tenido que hacer el clásico corta-pega para ponerlo aquí) en el que el doom jeviolo era lo que más sonaba, y publicar varios sencillos y EPs (e incluso un disco compartido con Windhand) que comenzaban a contener sonoridades bastante más variadas, con este …œPronounce this!… el quinteto sueco ha creado su, de momento, mejor trabajo.

Larga duración que contiene seis canciones, en su mayoría de una generosa duración, y que en su faceta lírica derrocha sarcasmo, depresión y problemas con sustancias. Pero a pesar de ello, seguramente son unos tíos salaos. El primer paso para conocer tus problemas es hablar de ellos, y si lo haces con una dosis de auto ironía (como es el caso), pues mucho mejor oigan. Y si las letras no son precisamente para salir a matar un viernes por la noche en este …œPronounce this!…, en cuanto a sonido luce todo el catálogo de rockismos que gustan a la peña que gusta ir con chaquetas tejanas llenas de parches. Protoheavy bien gordote, teclados del espacio interior, riffs como cuchillos, excursiones rockeroprogresivas ideales para dejarse llevar (o encontrar), sorprendentes momentos acústicos propios del ya no tan lejano Oeste, y grandes dosis de rock espacial.