Pontiak – Innocence (2014)

Al contrario que a Bruce Willis en las películas de …œLa jungla de cristal…, donde John McLane siempre se encontraba en el sitio equivocado en el momento equivocado, hace unos años tuve la suerte de encontrarme en condiciones absolutamente favorables para hacer un descubrimiento de esos que te alegran la noche (y muchas tardes y mañanas desde entonces). Esa casualidad, benditas sean a veces, me llevó a conocer a los Pontiak en un concierto junto a la Familea Miranda -¿alguien sabe si siguen tocando?- en el Moog, durante la temporada en la que hicieron conciertos de rock hasta que las quejas vecinales acabaron con tan interesante propuesta (para unos pocos, claro). Desde aquel momento me hice muy partidario de lo que estos tres barbudos hermanos practican.

Muchos los han emparentado con el rock más ahumado y stoner, aunque servidor siempre prefiere calificarlos en la categoría de la psicodelia rural, muy amiga de los riffs de alto octanaje como de los tiempos lentos y contemplativos. Esa mezcla, a veces extraña, ha hecho de ellos uno de los grupos más interesantes del sello Thrill Jockey (donde han editado sus seis anteriores trabajos de estudio) y por ende del rock subterráneo más interesante venido del yanqui. Siguiendo las coordenadas indicadas en su anterior …œEcho Ono…, este …œInnocence… sigue mostrando fieras piezas de guitarrero protopunk, canciones donde el hard rock más ácido y setentero son protagonistas, festivales de fuzz e hipnóticos drones, pero en esta ocasión quizá incidiendo más en las baladas narcóticas, los medios tiempos eclesiásticos y las melodías netamente poperas que tan bien les salen a estos granjeros cuando se ponen manos y mentes a la obra.