Ovlov – Buds (2021)

El cuarteto liderado por Steve Hartlett juega en la liga ruidista desde 2009. Se han disuelto y reunido varias veces dejando atrás dos EPs y dos LPs hasta llegar hasta «Buds», un trabajo más relajado y melódico que sus predecesores, donde Hartlett ha recuperado mayoritariamente composiciones antiguas. Temas que no encontraron su sitio en la discografía pasada, pero que siguen manteniendo una alta carga de distorsión y guitarras embrutecidas. Para ello ha contado con la ayuda de amigos como Jordyn Blakely (Stove, Smile Machine), Alex Gehring (Ringo Deathstarr) o Erin McGrath. Además, su padre Ted colabora al saxo en «Cheer Up, Chihiro!», una carta al protagonista de «El viaje de Chihiro». Toda una reunión familiar si tenemos en cuenta que al bajo y batería están sus hermanos Theo y Jon.

A pesar de su irregular carrera, el sonido de Ovlov ha hecho de ellos una banda de culto en New England, y cuenta entre sus fans a gente como Speedy Ortiz, con los que comparte algún proyecto paralelo. Dicen que su productor no paraba de recibir ofertas de grupos que querían sonar como ellos, algo difícil de explicar porque los Hartlett siempre iban hasta las cejas. Tras abusar de todas las drogas habidas y por haber, el cantante lleva unos años limpio (bueno, a excepción de la marihuana y el café, no se puede tener todo). En sus crípticas letras trata temas como el amor, la amistad, la industria musical y las enfermedades mentales, la verdadera pandemia del siglo XXI. Un análisis del sentido de la vida desde el punto de vista de un misántropo asocial en escasos 20 minutos, que dan para escuchar una y otra vez sin agobios.