Iggy Pop – Post Pop Depression (2016)

Por mucho que sea un/el icono del rock más suicida, peligroso y sucio, hay que reconocer que los discos en solitario de Iggy Pop siempre han adolecido de coherencia, calidad y buenas composiciones. Que sí, que en todos sus álbumes hay cosita buena (…œNightclubbing…, …œLust for Life… o …œChina Girl…, por nombrar solamente a algunas, no son precisamente canciones de mierda), pero cada vez que el de Detroit sacaba un LP nuevo dejaba en el ambiente (y en mi mente) aquella sensación de coitus interruptus, de disco que podría haber sido mucho mejor si hubiera escogido otras composiciones o simplemente se hubiera dejado aconsejar un poco más por alguien de su círculo externo.

En 2016 Iggy Pop parece haber aprendido la lección, y viendo que las orejas del lobo se le van asomando, ha decidido ponerse manos a la obra junto a uno de los compositores más en forma de los últimos 15 años (sí, ése tío es Josh Homme) y a dos miembros de grupos bien molones de la actualidad, amén de personajes muy cercanos al círculo desértico de Homme: el bateras de Arctic Monkeys (Matt Helders) y el bajista de Queens Of The Stone Age (Dan Fertitia). Y el resultado del disco, y aunque soy muy poco imparcial con todo lo que hacen Homme o Iggy Pop, es absolutamente fantástico. Croonerismo punk, rock tirando a arty, momentos crepusculares para fumar y pensar, rock discoide bajado de revoluciones para que los yayos puedan mover su caderas de titanio a su son…¦en un disco que, así de alto y claro lo digo, ojalá sea el testamento sonoro de James Osterberg. Ni sus últimos discos con los Stooges (especialmente el vergonzoso …œThe Weirdness…) ni su disco en francés eran dignos del mito que, pese a quien le pese, poco a poco se va a ir apagando sin remedio. Y está bien que así sea.

Con este …œPost Pop Depression…, impregnado todo él de mala leche sexagenaria de un tipo que está de vuelta de todo, desde luego que el sabor que nos dejaría sería bien dulce.