Fucked Up – Dose your dreams (2018)

Qué vamos a decir de Fucked up que no se haya dicho ya. Si por un casual no los conocéis no sabéis lo que os estáis perdiendo, ya que sus directos son toda una experiencia para los sentidos. Cierto es que nunca les habíamos dedicado una reseña pero «Dose your dreams», su quinto LP hasta la fecha, era imposible de ignorar.

Y es que con toda seguridad nos encontramos ante el álbum más arriesgado y heterogéneo de los canadienses. El resultado, desde luego, no dejará indiferente a nadie. Por si no lo sabíais, hay un hilo conductor entre todos los trabajos de Fucked Up y ese es el personaje de David Eliade. En «Dose your dreams», David se encuentra trabajando en una fábrica de bombillas, viviendo una vida monótona y gris tras dejar atrás sus tiempos revolucionarios. Todo cambia cuando conoce a la misteriosa Joyce Tops, que lo empuja a embarcarse en una odisea cósmica en busca de su amor perdido, lo que le servirá a David para recuperar la ilusión y redescubrir su propia identidad.

Un álbum doble conceptual difícil de describir, más incluso que los demás. No sabes si estás escuchando pop, hardcore, punk o todo lo anterior. Empieza con varios temas que ya son marca de la casa Fucked Up, ritmos avasallantes, sobrecarga de instrumentos donde destaca «Raise your voice Joyce». A partir de ahí, Damian Abraham y su voz gutural se toman un descanso y le ceden el protagonismo a los invitados a la enésima ópera rock de los de Ontario. Los cambios de voces de suceden en «Normal people», Owen Pallett le mete violines a varios temas, J Mascis de Dinosaur Jr se cuela en «Came Down Wrong», el cantautor John Southworth imprime carácter, Lido Pimienta y Miya Folick (a la que seguimos de cerca desde que escuchamos «Give it to me») le roban la cartera al barbudo en la intensa y krautiana «Joy Stops Time».

Y así podríamos seguir desgranando una infinidad de detalles. En un momento son capaces de meterles vientos a lo X-Ray Spex a un tema y en otro desatan la tormenta industrial de «Mechanical Bull» junto a Ryan Tong de S.H.I.T., o juegan con los ritmos electrónicos en la épica «Talking pictures» o la muy bailable «Dose your dreams». «Island in the Sea» la podrían firmar los Beatles y «House of keys» los Ramones, «The One I Want Will Come for Me» y «The One I Want Will Come for Me» huelen a Misfits y a postpunk respectivamente, las guitarras de «I don’t wanna live in this world anymore» son puro Thin Lizzy y «Torch to Light» rezuma épica psicodélica.

En definitiva, un trabajo que gana con las escuchas, donde las riendas artísticas y compositivas las han tomado esta vez Mike Haliechuk y Jonah Falco con un resultado brillante, pero que nos deja expectantes… ¿Después de esto qué?