Dilly Dally – Sore (2015)

No falla, cuando no es Australia es Canadá quien nos alegra los tediosos trayectos por el subsuelo de la ciudad. De Toronto, concretamente, es este cuarteto de indie rock noventero repleto de punteos acertados y rabia en la voz tratando de sacar algo en claro de las buenas y malas experiencias que nos marcan día a día.

Los tandems Page/Plant, Ozzy/Iommi, Tyler/Perry o Axl/Slash no tienen nada en común estilísticamente con Liz Ball y Katie Monks pero sí que parece claro que las dos chicas fundadoras de Dilly Dally forman los sólidos cimientos de la banda. La primera con esa sencilla pero brillante manera de tocar la guitarra y la segunda con esa personalísima voz arrastrada y desganada pero llena de una dulce crudeza como hace tiempo que no escuchábamos. No es de extrañar que los medios especializados se estén mostrando tan excitados con este disco de debut, pero eso desgraciadamente tiene su punto negativo ya que da la sensación que la banda gana en las distancias cortas y no nos gustaría tener que (no) verlos en ningún macrofestival.

¿Y qué tienen Dilly Dally que no tenga otro grupo? Pues sobre todo canciones, el descaro y la frescura natural que aporta el primer disco (y que pocos saben rescatar en segundo). Pero como comentaba recientemente en otra crítica, carpe diem, este puede ser el año de los canadienses y el tiempo dirá. No se nace siendo los próximos Sonic Youth y todavía tienen un largo camino por delante.