Biscuit – Memorabilia (2011)

¿Quién son estos Biscuit que suenan como los hijos putativos de los Who versión siglo XXI? Pues son una ya veterana banda catalana (este es su quinto larga duración y llevan más de una década dando el callo y no callándose nada), y no diré aquello tan manido de «la mejor banda de rock del país», primero porque no conozco a todas y segundo porque sería echarles encima una presión que suele ser contraproducente. Aunque a veces ocurra justo lo contrario. La cuestión es que para su nuevo trabajo, los de Vilanova i la Geltrú se han ido con el productor Santi García a grabar «Memorabilia» a Chicago, ventosa ciudad que, así a bote pronto, me recuerda a Scottie Pippen y a la house music surgida de sus catacumbas gays a principio de los 80. Pero no mareemos la perdiz, estamos hablando de rocanrol, de los Biscuit, y del pepinazo que se han traído debajo del brazo de los USA.

Con las influencias sonoras que siempre han tenido por bandera (el rock vieja escuelero y el power más pop guitarrero) nuevamente formando el esqueleto del álbum, en «Memorabilia» parecen haber ampliado este espectro dejándose llevar por los terrenos de aquel rock soleado que parece haber salido directamente de la costa oeste circa …™68, el punk rock más primigenio y visceral, el guitarreo infeccioso garajero/flequillero, la psiquedelia que mira con conocimiento por el retrovisor, hasta podemos encontrar detalles de latineo roquista dignos de un Santana anfetaminado…¦ Es decir, música para sudar, caderear lascivamente, emborracharse (los más atrevidos pueden drogarse a su son), e incluso aparearse con pasión y tesón, dos de las características que han hecho de los Biscuit uno de los grupos más queridos por la parroquia roquera. Porque molan y porque son autentischen cual carajillo de Ron Pujol.