Bilk – Bilk (2023)

Mientras escribo estas líneas Bilk deberían estar subiendo al escenario del Chess Club en Austin, la primera visita al SXSW de este trío de veinteañeros de Essex que se conocieron a través de las redes sociales y que han visto catapultadas sus opciones tras el lanzamiento de su homónimo disco de debut.

Su música es una mezcla de indie rock y punk joven, festivo, fresco y adictivo. Una propuesta heredera de los noventa, hecha para desmelenarse y sudar la camiseta en directo. Ellos mismos reconocen humildemente entre sus influencias a bandas como Nirvana y Oasis, y yo añadiría además a los primeros Arctic Monkeys, con esa especie de rapeo que Alex Turner más o menos practicaba en sus inicios.

En sus letras reivindican la autenticidad, huir de los estereotipos y evitar ser encasillados en cómo tienes que ser o vestir, recogiendo experiencias y desengaños del día a día y envolviéndolos en un mensaje político sin pelos en la lengua. Todo con un aire optimista y esperanzador, mientras tratan de devolver de alguna manera la diversión al rock and roll. Ellos disfrutan de lo que hacen, con la intención de contagiar los que van a sus conciertos y escuchan sus canciones. Si lo consiguen, misión cumplida.