En mitad de todo aquel ambiente a medias entre la decadencia y la bohemia del artisteo local surge The Dictators. La formación original estaba compuesta por los guitarristas Ross Friedman (más conocido como Ross The Boss y por su paso por Manowar) y Scott Kempner, el batería Stu Boy King, el cantante y bajista Andy Shernoff y Handsome Dick Manitoba, su roadie, amigo y quien protagoniza la portada de «Go Girl Crazy!» (1975). Ellos fundieron el rock and roll de los años 60 con la mugre y el lúgubre ambiente de la ciudad en que vivían, pero con una diferencia fundamental con respecto a todos los demás que buscaban un sonido similar por aquellos años: The Dictators fueron conscientes de la parte más absurda de toda esa situación y de la proliferación de cretinos en aquel entorno, así que se tomaron todo aquello como una broma.
El disco tiene un par de versiones, «I Got You Babe», de Sonny Bono, y «California Sun», popularizada por Joe Jones pero escrita por Henry Glover y Morris Levy. Pero el plato fuerte está en las composiciones originales, todas de Andy Shernoff. El comienzo con «The Next Big Thing» ya nos muestra a una banda en estado de gracia, con un Ross Friedman dando las primeras señales de lo que más tarde iba a ser su personal estilo. Las letras de Shernoff no tocan temas políticos abiertamente (y eso que en aquellos años había temas y motivos más que de sobra), sino que se articulan en torno a una sátira del mundo que les rodea y que por aquellos setenta probablemente no gozó de demasiada repercusión. No es tanto el rechazo a la sociedad de su tiempo como una burla directa hacia ella (…œI…™m just a clown walking down the street…). Y todo eso lo podemos comprobar en temas como «(I Live For) Cars And Girls» (…œthere’s nothing else in this goddamn world except for cars and girls…) o «Two Tub Man» (…œI think Lou Reed is a creep…¦ I drink Coca cola for breakfast, I’ve got Jackie Onassis in my pants, I’m never gonna watch channel 13…¦ I’m so drunk I can barely see…). Eso sin mencionar «Back To Africa» o «Master Race Rock», que harían palidecer y escandalizarse a algunas más cabezas que las bienpensantes y habituales.
The Dictators fueron no sólo los autores de varios de los trabajos más importantes e influyentes de la música reciente, sino también los creadores de una imagen y un arquetipo que ha sobrevivido durante años y que muchas de las bandas más emblemáticas del punk y el rock asumieron como seña de identidad. Pero, sobre todo, trajeron actitud al género, algo tan aparentemente simple como infrecuente, y que en estos tipos toma la forma de una cierta mofa de todo que bien podría proceder de unas enormes ganas de pasarlo bien. «Girls Gone Crazy!» es sólo el perfecto comienzo para adentrarse en su discografía, que tiene trabajos igualmente interesantes, como «Manifest Destiny» o el tremendo «Bloodbrothers», que toma por cierto el nombre de la novela del mismo título de Richard Price.
Texto: Juan Manuel Vilches