Aunque no pudieron verlo editado en su país sí que contaron con un ingeniero de sonido avezado y que años después se haría conocido sobre todo por su trabajo con Queen, Journey, Hawkwind, Foreigner o Yes, entre muchos otros. Terry Clarke es el nombre más conocido de la formación, ya que formó parte de la banda Jason Crest durante los 60. El guitarrista Mick Clarke y el bajista Paul Roberts siguen activos hoy en día y el batería Jeff Seopardie estuvo durante algún tiempo tocando con Chuck Berry.
El álbum comienza con «I Can See Inside Your Head», un blues rock a medio tiempo que ya muestra tanto las capacidades vocales de Clarke como los riffs y arpegios que serán característicos a lo largo del disco. En «Slipping Away» nos encontramos con otro de esos pegadizos riffs y un interludio final más pausado que rompe con el ritmo de la composición. Uno de los mejores temas sin duda junto con «Chocolate Piano», que encadena riffs vibrantes con solos muy inspirados tras la zeppeliana voz de Clarke.
Con un pequeño bajón hacia la mitad, el disco se encamina hacia un final un poco más psicodélico con las más sureñas «Fly Me Hight» y «Country Hike». Ese colofón que remata el álbum es «Magic Playground», que a medida que avanza se va mostrando como una de las composiciones más arriesgadas e interesantes. Un toque de variedad que mejora con mucho un trabajo que, si bien no destaca sobre otros de la época, sí que consigue hacerse un hueco digno entre ellos.