«Moonchild» es un trabajo formidable, que aúna diversas influencias, pero que consigue tener una personalidad propia. Si bien es ciertos momentos tenemos fragmentos que nos pueden recordar a los primeros Rush, al sonido de los riffs de Buffalo e incluso a bandas como Cream o Captain Beyond, este disco es otra cosa. Ya desde el comienzo de «Flight Of Glaurung» nos encontramos con una voz profunda, como grabada en un segundo plano, sumamente evocadora; pero también tenemos un trabajo excepcional en los solos, que dominan toda la segunda mitad del tema. «The Second Door» pisa un poco más el acelerador con una batería de golpes secos y suculentos cambios de ritmo que se conjugan con unas guitarras prácticamente stoner.
«Shadows Of Substance» y «No One At The Bridge» vuelven a usar el sonido limpio de los primeros minutos del disco para añadirles pronto una segunda guitarra más distorsionada que pone el punto doom al conjunto. Las dos últimas pistas son las más extensas: «The Triology», dividida en «The Storm», «Moonchild» y «Blind», condensa el sonido planteado en la primera media hora y añade un mayor desarrollo. Sin embargo, el plato fuerte lo dejan para el final. «Fire And The Void» son poco más de veinte minutos espléndidos, repletos de exaltados riffs, arpegios hipnóticos, una voz vehemente que masculla por momentos y se desgañita en otros, pero sobre todo encontramos unas melodías tremendamente inspiradas y un tratamiento sumamente original de diversos géneros que por aquellos años ya parecían completamente formados.
En los últimos años estamos viviendo un auténtico redescubrimiento de discos y bandas prácticamente olvidadas, especialmente de los sesenta y setenta, pero sin lugar a dudas False Prophet es una de las sorpresas más gratas que podemos encontrar. La personalidad, la actitud y la intensidad que despliegan en este trabajo es poco habitual y merecen desde luego un lugar predominante entre la apabullante cantidad de álbumes de aquella década.
«Flight of the Glaurung»