En Barcelona se está gestando desde hace años una fórmula relativamente nueva, la de los festivales urbanos, ¿para qué pasar incomodidades durmiendo encima de unas zarzas o de unas piedras cuando lo puedes hacer en tu cama? (o en la de otro si vienes de fuera). SubNoise.es estuvo en uno de los festivales imprescindibles de la ciudad para ver a nuevos clásicos como PJ Harvey o Mark Lanegan, grupos en el estado de gracia como Kaiser Chiefs o Arcade Fire y jóvenes promesas como Bromheads Jacket o My Brightest Diamond.
Tras una fluida entrada en el recinto nos dirigimos a ver a Bromheads Jacket, los autores del disco «Dits from the commuter belt», o dicho de otra manera: los autores del disco como tenía que haber sonado el segundo trabajo de Arctic Monkeys y no lo hizo. Las comparaciones eran evidentes, mismo tipo de canciones, mismas letras sencillas y directas, mismo acento macarra y singles por un tubo. Les acompañó un sonido bastante criminal, pero lo compensaron con una actitud rockera y ruidosa impropia de un festival como el Summercase. Buena manera de comenzar a disfrutar de un festival.
Haciendo tiempo para los Editors, presenciamos el concierto de 1990s, que nos volvieron a poner los pies en el suelo y nos hicieron recordar que estábamos en un festival mayoritariamente de indie pop, con unas sonoridades que recordaban a la simplicidad de los Beatles o los REM de los 90. Lo de Editors ya son palabras mayores, nos encontramos con la primera actuación del festival con tablas. Un frontman en condiciones y con carisma, con una voz grave y penetrante, acompañado de un grupo perfectamente engrasado interpretando oscuras canciones con gancho.
Acto seguido y sin pensarlo dos veces, fuimos corriendo a reservar sitio para ver a PJ Harvey. Y acertamos de pleno, conseguimos estar en primera fila en una carpa que claramente se quedó pequeña y en la que hacía un calor infernal. El show de Polly Jean fue todo un experimento, se presentó en solitario para combinar algunos de sus clásicos más contundentes a la guitarra con algunos de los etéreos temas de su próximo disco. Fue esa extraña combinación la que hizo que el concierto tuviera un ritmo extraño, de altibajos, pero es que los altos eran muy altos. Voz impecable, maestría en los varios instrumentos que tocó y presencia a raudales. A la tercera fue la vencida y por fin pudimos escuchar en directo temas como «Mansize» o «Rid of me» que hicieron saltar más de una lágrima. Antes de la elegancia de PJ Harvey pudimos ser testigos de la grandilocuencia de Guillemots, un grupo que sin llegar al sinfonismo de The Polyphonic Spree no se quedaron cortos en cuanto a virtuosismo.
El calor y el cansancio empezaban a hacer estragos tras un largo día de trabajo y nervios prefestivaleros, y el escenario de Flaming Lips estaba tan abarrotado que preferimos descansar (que me perdonen los fans y los puristas del género). Arcade Fire era el objetivo principal del día para los que no habíamos tenido la suerte de presenciarlos en su anterior gira, y se desató la locura. Se hizo muy incómodo ver a un grupo tan íntimo como Arcade Fire rodeado de hooligans del pop (sí, yo tampoco pensaba que se pudiera aplicar esta definición), que incluso hicieron amagos de crowd-surfing. Los canadienses se llevaron el trofeo de puesta en escena más original con la «Neon Bible» y el órgano presidiendo la ceremonia. Cambios de instrumentos imposibles (creo que Régine Chassagne llegó a tocar casi todos los instrumentos), momentos tiernos, momentos más festivos y una versión del «Poupée de Cire, Poupée de Son» de Serge Gainsbourg que perdurará en nuestra memoria durante muchos años.
En este momento se disputaba un combate interesante, en una esquina del Parc del Fòrum con un peso de dos discos y mucho single teníamos a Bloc Party, en la otra esquina y con mucha actitud a LCD Soundsystem. Por puntos y por público tendrían que ganar Bloc Party, pero la velocidad a la que interpretaron LCD Soundsystem temas como «Daft Punk is playing in my house» hace que les de un empate técnico. El jurado (o sea, vosotros) decidirá el resultado final. La etapa final del este tour fue trepidante, Scissor Sisters se quedaron con los festivaleros de montaña para regalarles temazos como la versión de «Comfortably Numb» o «Don’t feel like dancing», los más dopados se decantaron por la contrarreloj 2ManyDJs y los festivaleros con más experiencia se acercaron a ver a una apuesta segura como DJ Amable y DJ Gato (residentes del Razzmatazz) que nos deleitaron con clásicos de toda la vida, lo último de lo último y grupos presentes en el festival.
El segundo día del festival nos deparaba clásicos como James y OMD que hicieron las delicias de los presentes, y Jesus & Mary Chain que pese a no estar del todo en forma hicieron un show sobrio (tampoco son la alegría de la fiesta precisamente) donde me gustó recordar un tema como «Snakedriver». Nada más entrar en el recinto un terremoto sacudía la Terminal S, era la poderosa voz de Mark Lanegan retumbando en la carpa y haciendo de Soulsavers su nuevo juguete. Hicimos de tripas corazón y lo abandonamos entre calada y calada del cantante para ver a una de las mejores voces del festival, la de Shara Worden, cantante de My Brightest Diamond. Los de Nueva York no fueron meros acompañantes de la típica diva que te sueles encontrar, sino que sorprendieron por su apuesta tanto cercana como animada en la que incluyeron una versión del «Tainted love» de Soft Cell. Lástima que el concierto durara tan poco debido a que el anterior artista alargara su actuación (es lo que pasa cuando se tiene el Factor X).Programar a DJ Shadow (y a cualquier DJ) a las diez de la noche es arriesgado, y pese que su fórmula de hip hop renovado acompañada de imágenes es bastante efectiva, la gente no se animó hasta que sonó «Six days». Nos dirigimos de inmediato a ver a Jarvis Cocker justo a tiempo para escuchar temas de su disco en solitario como «Black Magic» o «Cunts Are Still Running The World», y comprobar que la presencia escénica del ex-líder de Pulp es indiscutible. El Iggy Pop del pop (ahora sí que me he pasado…) nos despidió con una histriónica versión del… «Eye of the tiger» de Survivor!
Una pasada rápida por Jesus & Mary Chain y directos a ver uno de los grupos sorpresa del festival (no tan sorpresa si habéis escuchado su disco), The Gossip. La «zorra lesbiana de 210 libras» como leí en una crítica, Beth Ditto, fue todo un ejemplo de carisma y actitud, con una voz impecable, estridente y desgarrada cuando hacía falta y un saco de buenos temas a medio camino del pop, el disco y el punk. Dos detalles: fue la única que vi bajar al foso a cantar con los fans y fue la única ovación unánime que oí en todo el festival. ¡Ahí queda eso! Como hace un año en el concierto de Massive Attack, el mejor sitio para disfrutar de los franceses Air era sentado y relajado en las gradas de la Terminal E, con el mar de fondo y disfrutando de un concierto serio, íntimo, gracioso por momentos y ejecutado a la perfección. Bonito en definitiva. Para el final dejaron los éxitos que los encumbraron: «Kelly watch the stars» y «Sexy Boy».
Todo lo contrario fue la táctica de los de Leeds, Kaiser Chiefs, que salieron a matar con «Everyday I love you less and less». Dos temas, un single, dos temas más, otro single, y así en el que probablemente fue el concierto más etílico de la jornada. Desde luego han mejorado su directo desde la última vez que les vi, como mínimo lo han hecho más efectivo. Si Arcade Fire se llevaban el premio a la puesta en escena más original, la más espectacular corrió a cargo de los Chemical Brothers con una pantalla gigantesca con una definición increíble que iba totalmente al ritmo de la infinidad de singles que ya tienen en su haber. Gran concierto, aunque quizás demasiado largo. !!! por su parte abarrotaron la carpa infernal y las dos opciones que quedaban eran matar a Felix The Housecat por la versión tecno que pinchó de Metallica o disfrutar de The Glimmers que, como el día anterior hicieron Amable & Gato, apostaron por clásicos (desde Ramones a Rage Against The Machine), grupos de última hora como Clap your hands say yeah! o grupos del festival como LCD Soundsystem (esta vez menos acelerados).
Un palizón de conciertos ciertamente, pero valió la pena… ¡Nos vemos el año que viene!