Welles – White Trees and Red Trashes (2018)

Algunas veces acertamos y otras no, pero no cejamos en nuestro empeño por descubrir artistas nuevos y con proyección (quisiera pensar que por afán de divulgación y no por postureo). Hoy apostamos por Welles, un jovenzuelo (23) que toma sus referentes de las grandes figuras que han marcado el mundo del rock desde sus principios hasta bien entrados los noventa.

Y es que Jesse Wells nos recuerda a artistas de culto y malditos como Shannon Hoon, Jay Reatard o Jeff Buckley. No por sus similitudes estilísticas, pero por su espíritu y su manera de vivir la música. Es complicado de explicar, pero se resume en la sensación de haber descubierto un artista al que le corre el rock por la venas a juzgar por sus letras y que, si orienta bien sus pasos, puede llegar muy lejos.

Se le quedaba pequeña la rural Ozark, donde creció escuchando Black Sabbath y Nirvana, así que se mudó a Nashville guitarra en mano cual Axl Rose adentrándose en la jungla. Allá encontró gente que compartía su visión musical. ¿Qué tendrán las pequeñas ciudades para sacar lo mejor de los músicos? En este caso, árboles rojos y basura blanca, la mayoría de temas de su debut en solitario están inspirados en sus inquietudes y vivencias personales.

Su música se mueve entre una psicodelia actualizada, el espíritu grunge y clásicos atemporales como Led Zeppelin o Bob Dylan. Guitarras sucias a lo Turbowolf, una curtida y personalísima voz llena de agonía postadolescente que, según como la fuerce, puede recordar a Perry Farrell. No esperes a que César Martín te convenza de ello y descubre por ti mismo a esta joven promesa con temazos como «Hold like I’m leaving», «Seventeen», la lisérgica «Life like mine», la sentida «Into ashes» o la quebrantacuellos «Crush 19».