Ball – Ball (2017)

En Suecia continúa el suma y sigue de grupos rockeros. Pegas una patada a una piedra y te encuentras con un grupo de stoner, miras debajo de la alfombra y hay un par de bandas de punk n…™roll setentero, y giras la esquina y pam, te has encontrado con tres grupos de protojevi psicodélico. Parece ser uno de los pocos lugares del mundo en el que la juventud sigue siendo fiel al rocanrol, y yo que me alegro, porque aunque hay mucha morralla derivativa, siempre puedes encontrarte con propuestas interesantes y refrescantes. Bueno, lo de …œrefrescantes… es un decir, en este género está casi todo hecho pero no escuchado, y no por ello dejaré de escuchar a según qué grupos simplemente por no ser lo más moderno del mundo mundial.

En esa categoría podrían entrar perfectamente Ball. Llegados de Estocolmo, los he conocido gracias a una recomendación que Dave Wyndorf de Monster Magnet hacía en una entrevista, y sin duda estos Ball son de lo más aprovechable que está saliendo actualmente de su país en materia rockera. ¿Y a qué se dedican estos Ball? Pues al, como ellos mismos proclaman, …œhard rock infernal…. Y aunque esa definición suena a sobrada bastante importante, hay mucho de cierto en ella. Con solamente seis canciones (y además de verdad eso de …œsolamente…, es lo primero que editan) Ball se dan un garbeo por el rock ácido de voces distorsionadas, soltando riffs como panes de kilo rellenos de fuzz, luciendo unas bases rítmicas neandertales, y mostrando aviesas y malsanas intenciones a base de suciedad sonora, especialmente indicada para los amantes del rock más fangoso y cósmico.